Pasión por las camisetas
No es una obsesión, pero se le parece bastante. No es una enfermedad, pero tengo algunos síntomas.
Guardo en mi ropero al menos 50 camisetas de fútbol, réplicas de clubes y selecciones de
Costa Rica, España, Italia, Alemania, México, Brasil, Argentina, Inglaterra, Camerún, Francia y Portugal.
Unas las compré, otras son atesorados regalos de amigos alcahuetas de una extraña atracción que
comenzó por estas fechas, a mitad de los ochenta, con el mejor de todos los regalos navideños que un
niño aficionado al fútbol pueda recibir.
No soy coleccionista, lo juro. Ese es un nivel del que estoy bastantes escalones abajo. Quizá sea solo un
fanático de sus diseños, la comodidad que siente al vestirlas y, sobre todo, la historia que se encierra
dentro de una simple camiseta.
Equipos centenarios, generaciones inolvidables, jugadores superlativos. Cada una representa algo
importante para miles de seguidores o para un pequeño hincha en algún rincón del planeta.
La historia de esas casacas, remeras, playeras, jerseys o como guste llamarlas, merece ser conocida, por
muy dulce o amarga que sea. Sus orígenes, su evolución y los momentos que les aseguraron un lugar en la
memoria futbolística.
Si usted defiende con pasión los colores de su equipo, si le gustan esas anécdotas increíbles que giran
entorno a un balón, o simplemente es de los que no pueden disimular su amor por el fútbol, le invito a
acompañarme en este blog.
Tal vez, como yo, termine descubriendo la inexplicable sensación de ponerse una camiseta.
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